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A veces se tarda tanto en vender que se cae en concurso de acreedores.

Jordi Blasco, abogado y Martin Mayer, economista, son los socios fundadores de ArsCorporate, una boutique de asesoramiento jurídico-económico en procesos de Adquisiciones y Fusiones (M&A) de empresas que desarrolla su actividad en España y Europa Central. Por sus manos han pasado multitud de documentos confidenciales en los que se retratan la interioridades de las empresas, desde el “perfil ciego”, hasta las due dilligence.

Y ese conocimiento de los procesos y la experiencia de tratar con los clientes pone en solfa algunos comportamientos empresariales a la hora de salir al mercado para comprar alguna empresa. “Lamentablemente es bastante habitual que haya empresas que no saben lo que quieren comprar, ni en qué sector, ni de qué tamaño” afirma Jordi Blasco. Incluso cuando se ha decidido en qué sector se quiere comprar, existen criterios como el tamaño, endeudamiento, situación en el mercado o portafolio de productos que deben ser tomados en cuenta antes de plantearse la compra. “Lo que no puede pasar es lo que vivimos hace poco cuando un comprador nos vino con un encargo de compra de una empresa por valor entre 1 y 40 millones de euros”, afirma Blasco. Operaciones tan poco concretas están condenadas al fracaso. Como norma general, el comprador debe dejar bien estructurada la operación para no tener que adoptar decisiones en función de cómo se desarrolle el proceso.

El papel de los asesores externos en los procesos de compraventa de empresas es cada vez más imprescindible, bien asesoren al comprador o bien al vendedor. Mayer explica algunos de los ‘pecados’ que acostumbran a cometer los compradores, en especial cuando se enfrentan a compras internacionales.

Ambos asesores coinciden en que no hay que pensar tanto en los múltiplos sobre ebitda o sobre ingresos. “En cada sector, en cada país los múltiplos son distintos” afirma Mayer “y también depende mucho del momento”. A veces el comprador calcula un múltiplo a la baja y acaba teniendo un problema de búsqueda de financiación extra para alcanzar la cifra, de lo contrario tendrá que comprar algo más pequeño”. Y lo que es peor puede realizar una oferta que puede ser vista como insultante por el vendedor”.

En el otro lado del tablero se encuentran el vendedor que como recuerda Martin Mayer “no tiene experiencia en la venta cosa que si puede tener el posible comprador”. Aquí a menudo entra en juego un componente emocional a la hora de valorar la empresa, que suele ser la obra de toda una vida. “Nuestro trabajo también consiste en quitar elementos emocionales en el proceso de compraventa y proteger al vendedor para que no acabe aportando información confidencial de la empresa al posible comprador”. A veces un comprador realiza una falsa oferta para averiguar las interioridades de la empresa y luego _si es elegante_ hacer una oferta ridícula”.

En cambio algunos empresarios que quieren vender su empresa cometen un gran error. “No quieren rebajar el precio de su empresa o tardan tanto en ponerla en venta que acaban por tener que acudir al concurso de acreedores”, comenta Blasco.

En empresas de propiedad y gestión familiar, el riesgo para el comprador se acrecienta y el precio se abarata. “Puede haber políticas de riesgo excesivas, o que la clientela esté muy ligada a la persona y no a la empresa” aclara Jordi Blasco. “El momento para las compras ha llegado, porque los costes de adquisición son bajos, pero no veo signos de recuperación” afirma Mayer. El riesgo país se ha disparado, por los costes laborales, tímidas reformas laborales y poca estabilidad jurídica, y lanzan una advertencia lapidaria “En España se teme que, además de la incertidumbre, se acabe entrando en una dinámica como la de Japón”.

fuente: Negocio artículo impreso

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